Según el Informe de Consumo de Alimentos en España 2021 del Ministerio de Agricultura, el melón y la sandía son las segundas frutas más consumidas por los españoles -superadas por las manzanas y seguidas por los cítricos-. El mismo informe de 2018 situaba al melón como la quinta fruta más consumida, tras la naranja, el plátano, la manzana y la sandía.
Sin embargo, esta afirmación no es del todo correcta: el melón no es realmente una fruta, ya que pertenece a la familia de las curcubitáceas, es decir, a las verduras, como el pepino, algunas variedades de calabaza y la propia sandía. Sin embargo, se considera una fruta porque la comemos como tal.
El melón es sin duda uno de los alimentos estrella del verano: los meses de julio a septiembre son su temporada y su alto contenido en agua lo hace refrescante y reconfortante en los días de calor.
También contiene muchas vitaminas y minerales que lo hacen muy recomendable, entre ellos la vitamina C, que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y protege las células del daño oxidativo. También destaca su contenido en potasio, que contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y ayuda a regular la presión arterial, y su alto contenido en folatos, que ayudan a formar células sanguíneas y a reducir el cansancio y la fatiga. Y no, no engorda: tiene 28 calorías por cada 100 gramos, aporta sólo un 6% de azúcar y el 92% de su composición es agua, por lo que su consumo es recomendable para una dieta saludable.
Cómo escapar de los pepinos
Hay más de 850 especies de melones en el mundo, pero en España los más consumidos son el galia, el cantalupo, amarillo y verde, y el piel de sapo, una verdadera estrella de nuestra gastronomía y uno de los melones más difíciles de elegir y con el que se corre el mayor riesgo de obtener un ‘pepino’.
Y aunque, por los misterios de la naturaleza, parece que no hay una verdad absoluta a la hora de elegir el mejor melón si no lo pruebas, los expertos de Nutritienda.com dan algunos consejos para orientar tu elección:
1. Analizar su aspecto. No debe presentar abolladuras ni grietas y debe tener una buena textura. Un consejo: es mejor elegir los que están en la parte superior de la pila porque, a priori, han sufrido menos golpes.
2. Examina el color. Debe estar ligeramente amarillento por fuera y no brillante, ya que esto significa que no está listo para beber. En cuanto al color, cuanto más oscuro es, más maduro está. En resumen, su color debe ser verde medio con un ligero tinte amarillento.
3. Compara el peso. Ante dos melones del mismo tamaño, el más pesado será mejor porque retendrá más agua y será más jugoso.
4. La dureza es decisiva. El melón no debe estar demasiado blando, porque esto significa que está demasiado maduro. Para saber si está en condiciones óptimas, cuando se presiona un lado, el otro se hincha.
5. Escucha, escucha… Si el sonido es duro al golpearlo, es verde; si el sonido es hueco y vibra, es correcto.
6. El olor debe ser dulce. El olor es más perceptible en el péndulo del melón, el extremo opuesto al pedúnculo. Si el olor es dulce, el melón está listo para beber, pero si el olor es fuerte, puede estar demasiado maduro.
7. Rascarse la piel. En primer lugar, hay melones femeninos y melones masculinos. Los primeros tienen rayas concéntricas y son más dulces. Estas últimas tienen líneas longitudinales de extremo a extremo, no son tan dulces y son más difíciles de encontrar.