MADRID, España. Globalia prevé cerrar el año con beneficios tras los 17 millones de euros de pérdidas registrados en 2012, gracias al ahorro global de 50 millones de euros acometido por el grupo, aunque no descarta que «sobren» entre 300 y 400 agencias en 2014.
Así lo indica el presidente del grupo turístico, Juan José Hidalgo, en una entrevista concedida a la revista Capital, en la que dice esperar terminar el ejercicio con ‘números negros, ya que «aunque haya una cuenta negativa, las otras son positivas».
Hidalgo descarta así volver a repetir los números rojos de los dos últimos años, derivados de la huelga de pilotos, la paralización de la aviación por el «golpe de estado» de los controladores, la reestructuración, y las subidas del precio del combustible y de las tasas aéreas.
No obstante, el empresario deja abierta la puerta a «buscar otro sistema de adelgazamiento y de menos costo», tras el ERE temporal acometido en el grupo turístico.
«Cuando tienes una estructura montada con 1.500 oficinas para vender 2.000 millones, y no vendes más de 1.000, o reduces oficinas o reduces personal», explica, para añadir que «pueden sobrar 300 o 400 agencias en el próximo ejercicio».
En cualquier caso, aseveró que el grupo contará con más personal el próximo año, gracias al crecimiento en otras áreas de negocio, como el hotelero, a la incorporación de 120 azafatas, entre 40 ó 50 pilotos «algunos fijos y otros temporales», y a la readmisión de los afectados por el expediente de regulación.
Sobre la fallida compra de Orizonia, el presidente de Globalia insistió en que lo «único» que le preocupa es «el tiempo perdido, el dinero invertido y el disgusto de no haberlo conseguido».
A su juicio, la operación no llegó a culminar por falta de agilidad en el proceso, cuando desde Globalia se había inyectado ya «mucho más dinero del previsto, pensando que se iba a solucionar».
Hidalgo valoró la entrada en Globalia del exministro de Asuntos Exteriores y vicepresidente ejecutivo de Fiesta Hotel Group, Abel Matutes, con un 5,14% del capital, ya que es «muy bueno» como socio, y como complemento al conocer «bien» la banca, y poseer una red de hoteles muy grande, motivos por los que dijo creer que a Globalia le «irá mejor».
Hidalgo confía en que el Gobierno ponga en marcha alguna medida en la línea de la Ley de Emprendedores, recientemente aprobada, para contribuir a facilitar la financiación.
Sector automóvil
En esta línea, se muestra muy crítico con las ayudas al sector del automóvil. «Que no se ayude al turismo y que al transporte se le grave tanto, sobre todo a la aviación, es algo que no me cuadra», opinó.
Frente al sector automovilístico, el presidente de Globalia defiende lo que mueve el fútbol, por ejemplo. Hidalgo explica que al Gobierno le está costando «cero» el fútbol debido a que aunque «Hacienda tiene que cobrar, el Gobierno y el país reciben mucho», como empleos directos, medios de comunicación, ingresos hoteleros, viajes en Renfe, autobuses o compañías aéreas.
«Si analizamos todo lo que ingresa el fútbol sin coste para el Gobierno, esto es un chollo», apuntó.
De hecho, Hidalgo considera que «si el mundo del fútbol recibiera lo que reciben los fabricantes europeos por los coches andaría más que boyante», y criticó que «luego cotizan en otro lugar» y que él, a pesar de dar trabajo a «mucha gente» no recibe «nada».
«Si un fabricante viene de Italia o de Alemania o Francia y se implanta en España es porque les interesa, porque la mano de obra es más barata. Si no las estarían montando en sus países», apuntó.
Línea de autobuses
Finalmente, el presidente del mayor grupo turístico de España avanzó que se encuentra «peleando» por las concesiones de las líneas de autobuses por carretera, un medio de transporte, que lleva «de monopolio toda la vida».
«A mí me duele que sean unas concesiones con unos derechos de pernada que tenían para que siguieran los mismos españoles que fueron favorecidos por esas concesiones y luego se las han vendido a los ingleses», sostiene Hidalgo.
En cuanto al ferrocarril, en su opinión, se trata de «un tipo de transporte bueno» por su rapidez y comodidad, aunque reconoce preferir adentrarse en el de autobuses.