Punta Cana. A propósito de la feria anual de comercialización turística (DATE 2013) de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana, que terminó ayer, uno de los temas del momento en el turismo es el crecimiento de la llegada de visitantes rusos para vacacionar aquí.
Durante años las relaciones con esta nación se limitaron al generoso programa de becas de las universidades rusas que formaron a cientos de profesionales dominicanos y muchos de ellos contrajeron matrimonio allí con lo cual se creó una pequeña “colonia” de inmigrantes rusos y profesionales con potente conexión emocional con ese pueblo. En el comercio, lo más que llegamos fue a importar vehículos Lada; y en política, a las subordinadas relaciones del Partido Comunista Dominicano.
Cuando se disolvió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, estas conexiones se diluyeron y las relaciones con Rusia pasaron a ser formales en el ámbito diplomático, pero no pasó nada importante hasta la puesta en escena del turismo y sus efectos dinamizadores.
La presencia dominicana en el mercado ruso y la millonaria inversión en promoción que se proyecta, fueron tema en la reunión de las oficinas de promoción en el exterior del Ministerio de Turismo celebrada previo a DATE; y en la feria circuló la primera edición de la revista mensual “RT”, editada por CICOM, cuyo título principal dice: “Crece la marea rusa en Punta Cana”. Explica que la llegada de turistas desde Rusia creció un 35% el año pasado con 163 mil visitantes, y en el primer trimestre el aumento es del 33%.
En los últimos cinco años, más de 422 mil rusos han llegado a Punta Cana. El año pasado se recibieron más de 158 mil en 449 vuelos. Este aeropuerto recibe 12 vuelos semanales desde ese país. El crecimiento del turismo ha contribuido al nacimiento de comunidades multiculturales, al estimular la migración de europeos, norteamericanos y suramericanos que han traído consigo sus tradiciones; en algunos casos trasplantándolas tal y como las entienden a nuestro medio y en otros adaptándolas a nuestra vida diaria.
Por eso, en la costa norte, principalmente en Sosúa y Cabarete, y en Samaná, Bayahibe y Punta Cana, están emergiendo interesantes procesos que tienden a integrar comunidades multiculturales resultado de la mezcla del bagaje cultural que traen consigo quienes llegan de diferentes partes del mundo. La presencia rusa es cada vez más notable porque se expresa en gigantes carteles publicitarios, restaurantes de gastronomía rusa y en negocios que van surgiendo aquí y allá. Ellos constituyen la última oleada que enriquece esa nueva sociedad multicultural a la que me refiero. Traen consigo defectos, pero principalmente sus virtudes y riqueza cultural.
