Con el objetivo de fortalecer la capacidad económica de las empresas turísticas de Pedernales y demás provincias de la región Enriquillo para ponerlas en capacidad de responder con eficiencia y eficacia a la demanda de servicios de miles de turistas a partir del final de 2023, ha sido celebrada la primera reunión en el Ministerio de Turismo.
Buen salto con nutrida asistencia a la actividad el 2 de septiembre reciente.
Participaron representantes de los ministerios de la Presidencia, Economía, Planificación y Desarrollo e Industria, Comercio y Mipymes; los bancos Reservas y Nacional de Desarrollo y Exportaciones; Impuestos Internos, Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep), Instituto Dominicano de Desarrollo y Crédito Cooperativo; Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra; de los clústeres turísticos de Pedernales y Barahona, así como hoteleros particulares de esas dos provincias.
Los dueños de hoteles y restaurantes de Pedernales habían expresado su preocupación por una eventual exclusión del Proyecto de Desarrollo Turístico que ejecuta el Gobierno en alianza con el sector privado, con Cabo Rojo como punto de partida.
Su inquietud es válida. Temen que la dinámica económica se agote en aquel contorno, a 23 kilómetros al sudeste del pueblo.
Pero justo eso pretenden evitar las autoridades gubernamentales, de acuerdo al director ejecutivo del Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales y coordinador de la actividad, viceministro de Cooperación Internacional de Turismo, Carlos Peguero.
Conforme lo planteado en la reunión de la semana pasada, se crearán mesas de trabajo con miras a la formulación y desarrollo del Programa de Formalización y Acceso a Financiamiento para las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) de la zona de impacto del proyecto.
Hay que tomarle la palabra al Gobierno. E integrarse. El programa planteado es bueno y requiere empoderamiento y empuje por parte de los beneficiarios.
La falta de competencia y competitividad de los pequeños hoteles y restaurantes de Pedernales frente al complejo Cabo Rojo en proceso, presagia quiebra total, salvo que actúen ya conforme estándares de cantidad y calidad que permitan sobrevivir a la marea turística prevista. Pero eso es cuestión de voluntad y dinero; mucho dinero que, probablemente, sus dueños no tengan.
Así que el acompañamiento estatal anunciado es oportuno. Y es inteligente la decisión de condicionar la entrega de recursos económicos a la presentación de proyectos de mejora.
Esos micro, pequeños y medianos empresarios se lo merecen. Cuando otros no se atrevían, osaron invertir su dinero en unas provincias empobrecidas hasta el tuétano.
Ellos se atrevieron pese a los altos riesgos de perder. Digno de encomio. Y de un gran espaldarazo oficial ahora que desde arriba incentivan a grandes inversionistas privados, locales y extranjeros, para que inviertan allí.
El Fideicomiso Pedernales ya abrió la licitación para la construcción del primer hotel del complejo Cabo Rojo. Tendrá 580 habitaciones de las 4,500 que contempla la primera fase. El costo estimado es de RD$6,600 millones. Será operado por la cadena Iberostar.
Es una buena noticia en tanto implica el aterrizaje de los discursos oficiales.
Las grandes inversiones en aquel perímetro, ganarán, sin embargo, más sentido en la medida haya un progreso equilibrado y la construcción del bienestar general en la provincia y el resto de la región.
Pensar a Cabo Rojo sin pensar a los municipios-destino provocaría una catástrofe socioeconómica y cultural irreparable.
Ha sido siempre nuestra advertencia a partir de experiencias amargas que conceptualizan al turismo solo como industria y no como fenómeno social que involucra a las comunidades y sus actores.
Así las cosas, si la actual gestión gubernamental ha ampliado la mirada para promover el turismo comunitario y rural, bienvenida sea.
Acompañemos. Exijamos cumplimiento a pie juntillas de lo prometido, si fuese necesario. Pero nunca optemos por el silencio y la inacción que llevan a ningún sitio.
