Santo Domingo. El Gobierno ha presentado un pacto fiscal, con el que pretende recaudar los recursos suficientes para hacer frente a un déficit fiscal de 180 mil millones de pesos dominicanos, que es consecuencia del manejo irresponsable del Estado dominicano. Se trata de una propuesta que tocará a muchos sectores, incluido el turismo, principal fuente de la economía.
La preocupación de los empresarios turísticos, representados por la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores), ha sido expresada de inmediato a través de su vicepresidente Arturo Villanueva. El hotelero ha advertido que un incremento impositivo cercenará la actividad y la inversión turística; y a esto hay que ponerle atención.
¿Qué argumentan los hoteleros? Que les afectará el incremento impositivo de un 18%, el incremento del impuesto selectivo al consumo, al igual que la decisión de gravar con un 10% las bebidas no alcohólicas, con un impacto directo en el costo de paquete todo incluido, en el que este componente representa entre un 8% y un 12% del costo total de la operación.
También, que el nuevo esquema de impuestos a los combustibles aumentará la tarifa eléctrica significativamente –que ya es más cara que en otros países-; que un nuevo impuesto al servicio de televisión por cable se reflejaría en el costo, ya que este es un insumo para los establecimientos turísticos; y la subida del 3 % al 4,5% a la transferencia inmobiliaria podría alejar las inversiones.
Hay que tomar en cuenta la preocupación de los empresarios turísticos, que es válida, como lo es la de otros sectores que han reclamado tener cuidado a la hora de aumentar los impuestos, porque se puede afectar a sectores que son el motor de la economía dominicana; por eso, hay que tener cuidado y negociar una salida que no afecte el desarrollo del sector turístico, que el año pasado registró 4,3 millones de turistas, aportó US$5,081 millones y el país se consolidó como principal polo turístico del Caribe.
Los empresarios quieren que se tome en cuenta que se aproxima la temporada alta del turismo, que los paquetes turísticos fueron vendidos y cobrados a un precio a los turistas y, si les aumentan los impuestos, ese nuevo costo tendrían que cubrirlo los hoteleros, lo cual sería un fuerte golpe para el sector. Pero además, que se tenga bien claro, que con estas medidas los están sacando de competencia frente a Cuba, Jamaica y México, que son sus principales competidores en la región.
Frente a estos planteamientos, el ministro de Economía y Desarrollo, Juan Temístocles Montás, en lugar de invitar a los representantes del sector a analizar los aspectos del pacto fiscal que tocan el turismo y buscarle una solución, se ha limitado a afirmar que no afectarán el sector y que es el área que mejor se trata en el proyecto porque no se modificarán sus regímenes de incentivos.
Además, argumentó que el precio del avtur (combustible de aeronave), que ha sido un reclamo permanente de la industria turística para ser más competitiva con los otros países de la zona, se baja en un 50 por ciento; y los productos fundamentales de la canasta básica, que es lo que también ellos compran, están siendo protegidos. Pero, ¿esto es suficiente?
¿Qué es lo que se impone? Que ante un cuadro como este y dada la importancia del sector para el desarrollo del país, generador de divisas y empleos, es importante que las autoridades analicen los planteamientos de Asonahores, le den mayores niveles de protección al sector, para que sea más competitivo frente a otros polos de la región, no alejar la inversión necesaria para la diversificación de la oferta turística. De lo contrario, que se olviden del plan para atraer 10 millones de turistas en diez años como planteado el presidente Danilo Medina. Es hora de dialogar y proteger el turismo.
