Extracto del escrito de Julia Vicioso, historiadora y diplomática de la Agencia de las Naciones Unidas en Roma, en el libro «El legado italiano en la República Dominicana. Historia, arquitectura, economía y sociedad»
El Palacio Virreinal de Diego Colón, conocido como el Alcázar de Colón, fue construido entre 1511 y 1512 para albergar la corte y el gobierno de Diego, hijo del navegante genovés Cristóbal Colón, una vez nombrado gobernador de Santo Domingo y primer virrey de los territorios recién descubiertos.
Nuevas pruebas demuestran que este palacio se construyó originalmente siguiendo, como modelo específico, un palacio florentino concebido para reflejar con su imponente estructura una nueva era para esta primera capital virreinal española en los territorios recién colonizados en América.
Carácter renacentista
El palacio se construyó sobre un promontorio rocoso a orillas del río Ozama, con grandes bloques de piedra caliza dorada local, gracias a la dirección y supervisión de albañiles españoles, artesanos de la arraigada tradición medieval reinante en la península, que se encontraban en la isla en esa época, y con la mano de obra esclava indígena asignada oficialmente al servicio del virrey Diego Colón.
La disposición simétrica de la planta arquitectónica y las dobles logias de arcos en ambos frentes del Palacio Virreinal confieren al edificio su carácter renacentista, que puede considerarse la primera obra del Renacimiento italiano en el continente americano.
Abandonado durante dos siglos después de su construcción por los Colón, que se encontraban en España luchando por sus derechos perdidos, sufrió los estragos físicos del abandono.
En consecuencia, sus techos empezaron a ceder, por lo que los trozos de sus partes más articuladas, como arcos y balaustradas, vigas, tejas y suelos, se convirtieron en presa fácil para ser extraídos como material de una cantera al aire libre disponible para otras obras en construcción.
El palacio acabó siendo vandalizado y sus partes reutilizadas en otras obras dispersas, hasta que fue expropiado y declarado Monumento Nacional el 3 de febrero de 1870.
El museo más visitado del Caribe
Sus techos, suelos, arcos y balaustradas fueron reconstruidos por el arquitecto español Javier Barroso en 1956-1957 utilizando los criterios de la época «como debía ser» y comprando en España una gran cantidad de muebles antiguos, tapices, instrumentos y utensilios domésticos para recrear el ambiente colonial del palacio y abrirlo al público como museo.
En la actualidad, el Palacio Virreinal está a la espera de una adecuada conservación del palacio y de sus valiosas colecciones, en consonancia con su papel de museo más visitado del Caribe.
