El martes 1 de noviembre de 2022, por invitación de la estatal Dirección General de Alianzas Público Privadas, he sido parte del vuelo inaugural de la ruta aérea Aeropuerto La Isabela, en el Higüero, Santo Domingo Norte, hasta el aeródromo Cabo Rojo, provincia Pedernales, en un avión de Air Century.
Todo bien. La línea aérea con experiencia en conexiones con países del Caribe se convierte así en la pionera en surcar el cielo, de manera regular y para todo público, hacia esta comunidad del extremo sudoeste del territorio nacional, en la frontera dominico-haitiana.
En los años 60 del siglo XX, Aerovías Quisqueyana y Alas Caribe viajaban hacia Cabo Rojo, pero era un servicio para los colaboradores (prioridad para ejecutivos) de la minera estadounidense Alcoa Exploration Company, que explotaba los yacimientos de bauxita y agregados en sierra Baoruco y áreas cercanas.
Lo importante a partir de ahora es el desafío de la permanencia y la calidad del servicio en un país con historial de cojeras en esa dirección.
Según la información suministrada hasta el momento por la comercializadora Republic Air (RepAir), un avión de 19 pasajeros de Air Century viajará los lunes y viernes a las nueve de la mañana hacia la provincia del extremo sudoeste, y regresará a las 10:50 a.m. El tiempo estimado es de 35 minutos. Y el precio de ida y vuelta es de 100 dólares.
Sin dudas, representa una gran oportunidad para provincianos, turistas nativos y extranjeros, negociantes y otros visitantes limitados por la disponibilidad de tiempo para desplazarse por tierra 614 kilómetros. Plausible.
Llegar a esta comunidad de la frontera dominico-haitiana implica mínimo cinco horas solo de ida, si no hay paradas para el disfrute ni se producen eventos como trancones, lluvias torrenciales, problemas mecánicos.
Hay aspectos, sin embargo, que la línea habrá de seguir al pie de la letra, si quiere sobrevivir. Porque el solo hecho de ser pionera no le garantizaría en el futuro el favor de los pasajeros de ese mercado.
Muy probable que, temprano o tarde, entren al escenario otros agentes económicos para competir y así ganarse parte del pastel de la demanda.
Y si lo hacen conforme la normativa legal, ofertarían buenas naves, buenos servicios a bordo, diversidad de horarios y precios competitivos.
Para ganar confianza y credibilidad entre los usuarios de la ruta, Air Century necesitará presentar naves de óptima calidad, con mantenimiento sostenido, cumplimiento, atención al cliente de primera y otros atractivos que enamoren y dejen una experiencia memorable.
Por lo pronto, una inquietud que ya brota es la frecuencia y el tiempo entre la llegada y la salida a Cabo Rojo, que es de 75 minutos.
Lo de dos vuelos a la semana es entendible. Su aumento o disminución dependerá de la demanda de asientos. Pero no se entiende mucho por qué el regreso será casi inmediato. No lo han explicado.
Parece que sería más negocio si bajaran la hora de salida de Santo Domingo y subieran el regreso desde Cabro Rojo a las cuatro o cinco de la tarde. Habrá un segmento de público que querrá ir para conocer, disfrutar un poco y volver el mismo día.
Esa oportunidad no existe. El aeródromo dista 23 kilómetros del pueblo de Pedernales y unos 20 minutos de la Cueva de los Pescadores, punto de partida hacia la impresionante playa Bahía de las Águilas. Los minutos disponibles serían insuficientes hasta para darse un chapuzón en la misma playa Cabo Rojo o del balneario, que coquetea a unos cuantos metros de la pista.
Otro detalle: no basta con la pista. El Gobierno debe crear espacios dignos para la recepción de los públicos, construir hangares para los aviones y, tal vez, instalar un radar.
De todos modos, aplaudimos el comienzo histórico de la ruta, un hito que se anota la actual gestión de gobierno. Apelamos a que se eternice con la calidad y la seguridad que nos merecemos como usuarios.